Existen distintos mecanismos para tamizar lo que vemos.
A veces, hay objetos en penumbra que resultan más bellos que a plena luz, porque así sus colores, que pueden no resultar atractivos a simple vista, se difuminan y uniforman. Además, los claroscuros imprimen volúmenes que pueden llegar a emocionarnos.
Los materiales que filtran la luz pueden ser opacos o translúcidos. Con ellos, creamos juegos como las sombras chinescas u objetos decorativos como los biombos. Son el pergamino, los tejidos, el vidrio opal, el metacrilato, el policarbonato, el u-glass, algunas piedras, el agua…
Los velos modifican nuestra percepción de lo que nos rodea. Los materiales translúcidos son los tamices a través de los que pasa la vida, mientras nosotros nos hallamos frente a ella.
Con ellos, las siluetas de las personas se ven difuminadas. Crean cuadros impresionistas en movimiento a su través. Y como la arquitectura conmueve y genera emociones, ahí la tenemos.
Esto es lo que sucede cuando en vez de abrir una ventana, se mira detrás de ella.
Translucidez + movimiento = Emoción por penumbra y visión difusa
Mampara translúcida.
Fotografía propia