Decía la canción de Luis Aguilé que “es una lata, el trabajar”. Pero también que “la vida pasa felizmente si hay amor”.
Y según lo escuchado en la charla convocada por iniciativa de Javier Blanco, CEO de Espacio Aretha, en el COAM, los proyectistas de workplace más punteros quieren que amemos nuestro lugar de trabajo.
En dicha charla, Mariano García Montenegro de CBRE, Pablo Urquijo de Experis, Jaime Méndez de 3G Office y José Luis Bescansa de Ubicca Arquitectura nos contaron qué tuvieron en cuenta para desarrollar los proyectos de las sedes de Ernst & Young, Experis, Wizink y Reale, respectivamente. No sólo abordaron cuestiones relativas a la Arquitectura o al Interiorismo. Además de querer proporcionar luz a las zonas de trabajo, facilitar el oscurecimiento de las salas de proyección, garantizar la privacidad en las salas de reuniones o tratar de atraer las miradas en recepción, también hablaron sobre cómo se procedió a implantar una nueva filosofía de trabajo más flexible, tecnológica, sostenible y adecuada a los tiempos que vivimos.
1 La distribución y organización del espacio tiene en cuenta las necesidades de los equipos: las oficinas se escinden en "barrios", se habilitan taquillas, salas de reuniones, con puestos versátiles, y se tienen en cuenta criterios de sostenibilidad
El Director del Proyecto de las oficinas de Ernst & Young, García Montenegro, afirmó que, para suavizar el concepto de oficina paisaje, se segmentó la planta en tres cajas acústicas. Esta fragmentación no sólo se llevó a cabo para mejorar las condiciones de aislamiento acústico y privacidad, además resultaba necesario limitar el número de trabajadores por recinto a unas 40 o 50 personas (cantidad que podía oscilar en función del tipo de trabajo a desarrollar en cada sala). Añadió que las plantas se organizaban en barrios para facilitar su gestión.
Además de los puestos de trabajo, en cada uno de estos barrios, también se integraron taquillas y salas de reuniones de varios tipos. De sus palabras se deduce que apostaron por la heterogeneidad flexible en el diseño de cada puesto, planteando casi tantos espacios individuales como personas, con mobiliario que cambiaba de morfología según predispusiera a la reunión, a la recepción de información o al descanso.
También resultaba necesario regular las necesidades espaciales que requería cada uso, por lo que en los recintos con mayor restricción de movimiento, se contempló una ocupación de 6 metros cuadrados por trabajador frente a los 10 metros cuadrados tipificados. Para hacerlo posible, se tuvo en cuenta que algunos consultores y comerciales pasaban poco tiempo en la oficina. La idea era que ningún puesto quedase desocupado durante varios días.
Tanto para Montenegro como para Jaime Méndez, Project Manager de las oficinas WiZink de 3G Office, los trabajadores acordaban la configuración definitiva del espacio. Las oficinas WiZink se concibieron, según Méndez, partiendo de una filosofía de participación absoluta de sus ocupantes, a quienes consideraba los verdaderos protagonistas del proyecto. Para él, la elección de cada puesto era totalmente democrática, argumentando que «ni el jefe tenía despacho propio».
Posteriormente, Bescansa, líder de Ubicca Arquitectura, presentó el proyecto corporativo de las sedes de Reale. En este caso, tuvieron que habilitar varios emplazamientos y no uno solo, por lo que a priori se presentó un manual (o white book) de arquitectura corporativa. En dicho manual, se describían los usos previstos de forma visual y esquemática, vinculados con materiales específicos según el alcance económico de cada proyecto. El impacto del mismo pudo evaluarse gracias al proyecto de una flagship prototipo en Valladolid. Y a su vez, el feedback que proporcionaron los trabajadores de Reale se tuvo en cuenta para la búsqueda de la sede de Madrid.
Con el objetivo de lograr un entorno más saludable y mejorar la eficiencia energética, se siguieron pautas de regulación de la iluminación y la temperatura, se emplearon materiales locales, y se proyectaron instalaciones centralizadas y aparcamientos para bicicletas. Todo ello hizo posible la obtención del sello Leed Oro para la obra de Reale.