Considero que es importante aprender de quien borda muchos años de trabajo profesional. Jose Antonio Cueto, que lidera Kúdesign, lleva décadas trabajando en Interiorismo, y recibió el primer premio de dicha disciplina en la Región de Murcia gracias al proyecto del restaurante Bridge.
Los arquitectos estamos formados para partir de un concepto abstracto en la realización de un proyecto. Nos educan para adquirir visión espacial y además, adaptarnos a la normativa para tratar de que lo bello resulte realizable (o así debería de ser).
Pero, los que nos hemos reorientado hacia el diseño de interiores, percibimos ciertas carencias en nuestra formación en relación al tratamiento del detalle, el color, la iluminación, y en resumen, al estudio de los aspectos decorativos que dotan de calidez y confort a los espacios de una escala más humana.
El secreto está ahí, en trabajar la moldura, la textura o los encuentros entre materiales, para evocar el sentimiento.
Veamos qué piensa Jose Antonio sobre estos temas.
1 Los clientes han de confiar en el proyectista
Para Jose Antonio Cueto, resulta fundamental la actitud del cliente para realizar un buen proyecto, porque «a veces compite con el diseñador o cambia ciertos elementos que no encajan» y que pueden no contribuir a que el concepto planteado se resuelva correctamente.
2 El punto de partida del proyecto de interiorismo ha de estar vinculado con un concepto o una referencia válida
Jose Antonio considera que se ha de partir de «un concepto con un argumento razonado, una referencia histórica o del lugar, expresado en los materiales y/o en la forma en la que estos se trabajan».
El entorno donde se encuentra el recinto o la historia del edificio que lo aloja, pueden constituir la base de un buen trabajo.
En la elaboración del logotipo o del nombre del local, tiene todo el sentido tener en cuenta el mismo proceso para la generación de la idea de interiorismo.
3 El diseño integral para conseguir los mejores resultados
Además, José Antonio añade que «hay que diseñar lo máximo posible. De esta forma conseguimos mayor unidad e integración estética sin elementos discordantes. La idea es que el resultado responda a un todo. En base a esto, y si el presupuesto lo permite, también se diseña el mobiliario. O se elige con el mismo hilo conductor.»
4 La función importa, y el diseño espacial, también
El diseño de interiores es mucho más que una suma de tendencias, o que cierta capacidad para definir la estética de un recinto.
Cueto afirma que «el diseño es funcionalidad, y si no, no esta bien pensado. La estética debe estar relacionada con esa función, no como algo separado.»
A continuación le planteo si la novedad que traen los nuevos composites de mínimo espesor, o las posibilidades de ciertas mezclas sintéticas de algunas firmas o determinadas imitaciones, es importante. Y él me precisa que no tanto como «el trabajo del espacio».
5 Iluminación, función y acento
Y no sólo del espacio vive el interiorismo. También se ha de trabajar con la luz, que construye visualmente otros «lugares» a voluntad. Nuestro entrevistado considera que «siempre se trabaja con iluminación general y elementos puntuales para acentuar.»
A partir de todo esto, deducimos que nuestro entrevistado huye de modas, como la de las tiras de led RGB, «que al final consiguen que existan proyectos receta… Todos iguales».
Y tiene razón.
6 Adecuación del local a la función del proyecto
No os creáis que un diseñador de interiores no es práctico, al contrario. Según José Antonio, «normalmente se elige el local adecuado a la actividad en lo referente a altura, acceso, salida de humos, etc, y no al contrario, ya que no todos los locales son adecuados a la actividad que se pretende».
Este aspecto del proyecto resulta delicado en ciudades como Madrid, donde no se permiten determinados cambios de uso según las juntas distritales. En la zona centro, por ejemplo, no se admiten nuevas licencias de actividad de restauración.
6 ¿Arquitectos o interioristas?
Finalmente, no tengo más remedio que preguntarle a José Antonio sobre los «encuentros y desencuentros» entre decoradores y arquitectos, a lo que aduce que «la disciplina es realmente la misma, dependiendo del tamaño del proyecto, sobre todo por formación y capacidad legal.»
Cree en la colaboración «siempre y cuando la forma de entender el diseño sea similar».
Aunque, para mí, entre creativos siempre se llega a acuerdos con previos desacuerdos. Como en los buenos matrimonios.